LOS LATIDOS DE TU INSOMNIO

Ahora, es pretérita mi angustia,
ni siquiera la historia fue vivida,
para andar cabalgando, en hipótesis equivocadas,
no lucharé por cambiar
lo que una noche a tu ventana
cantó el ruiseñor falso,
cada lámpara posee su propia mecha
y la mía serpentea, al viento.

¿Qué te amo?

Y por qué negarme, ese derecho sacramental,
el corazón siembra lo que desee,
es un espadachín que defiende sus murallas.
Nada derribará la luna que es dueña,
absoluta del césped infinito,
aquí permaneces inmutable,
envuelta en azahares que perfuman
las paredes enmohecidas,
la campana dormida,
y unos cuentos de Chejov que dan risa.

Danzas en el umbral de mi silencio,
descorro de frases tu mal humor,
te invito un té con aroma a concilio
y veo tu sonrisa, despertar un carrusel de esperas,
sabes cuánto extraño la música de tu voz,
las inquietudes de tus pensamientos,
la mirada quebrada por el suspiro
y cada gesto tuyo, que embriaga mi serenidad.

Cómo desprender tu silueta de mis ojos,
romper la bella luz que abre el mundo
cuando tu boca, pronuncia mi nombre,
no podré seguir aguardando
a que el calendario me diga, qué día
tus manos, volverán a darle vida a mi piel
y a estas ganas insufribles,
de sentir por un instante, los latidos de tu insomnio.

Yaneth Hernández
Venezuela
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