Lento nos descubrimos
Lento fui descubriendo el color de sus ojos y aquellas puertas me condujeron a su alma.
El viento de la tarde me traía su aroma cual ninguna en éste mundo
como ella.
Las manos se fueron rozando de apoco... En ti, la suave fuerza de mis dedos tocando el dije de tu pecho,
En mi, la tuya sobre mi piel.
Las estrellas no alcanzaban a iluminar su sonrisa, pues ella sobrepasaba el brillo de las estrellas
y más allá de una ilusión el sentimiento que nos atrajo era real.
Te vivo en mis pensamientos y cada minuto eres en mí como ese aliento que me devuelve a la vida;
tu mirada que en mi se fija trayendo la alegría de navegar en ese mundo donde solo tu y yo podemos descubrir que existe un cielo abierto
que nos envuelve a tu alma y la mía.
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