Las tumbas nos hablan todo el tiempo

2023 Jul 01
Poema Escrito por
Andrés Orozco Echeverri

En medio del silencio sepulcral y eterno de la muerte
Surgen voces inaudibles en cada cementerio,
Reclaman ser comprendidas y escuchadas
Para permanecer vigentes en nuestras memorias.

Algunas de semblante sosegado y tranquilo,
Otras, tristes y desoladas,
Clamando letanías para purgar sus penitencias,
Aunque muchas, dichosas por su eterno descanso.

L

os estigmas del duelo también se hacen presentes en las tumbas,
Evidenciando vestigios progresivos de una macabra transición.
Almas resignadas a deambular en el limbo,
Maldicen un sórdido designio infernal.
Ánimas bienaventuradas por las deidades,
Trascienden a planos astrales de supremacía.

Realmente las tumbas hablan por sí solas,
Siendo la prueba caligráfica de su cadáver,
Escriben la vida y deceso del fallecido,
Sin necesidad de aludirle retóricas prolijas.

Una lápida refinada y bien acicalada
Haría homenaje a alguien importante y estimado,
Otra lápida sencilla y poco agasajada,
Sólo diría que allí yace alguien del común.

Una fosa adornada con flores finas y delicadas
Proyectaría la pérdida de alguien adorado y sobrevalorado,
Otra fosa rodeada de flores baratas y asequibles,
Harían deferencia hacia alguien extrañado sin tanta vehemencia.

Un conciso epitafio puede dilucidar el deceso del occiso,
Aunque no se le conozca o recuerde en absoluto,
Otorgando pistas sobre cómo fue su vida o muerte,
Hasta sentir que ya le habíamos tratado alguna vez.

Encontrar un colosal mausoleo enchapado en oro,
Delataría al muerto como miembro de familia prestante o mafiosa,
Hallar una lápida sobre fosa sin signos cristianos,
Afirmaría que el fallecido no era precisamente ortodoxo creyente.

Descubrir un panteón abandonado y descuidado,
Supondría que toda su dinastía familiar sucumbió también,
Pues ya no tienen dolientes que se encarguen de embellecer su santuario ancestral.

Ver una lápida con el escudo de un equipo de fútbol;
Además de la foto juvenil del fallecido,
Haría creer que se inmoló por defender su máxima pasión.

Observar el epitafio honorífico y enaltecedor
Escrito en la lápida de un altruista soldado o policía,
Aclararía con certeza, que sucumbió heroicamente defendiendo su causa.

Toparse casualmente con una tierna tumba llena de juguetes,
Contagia de melancolía e impotencia desgarradora,
Discurriendo que ha fallecido prematuramente un inocente infante.

Pasar frente a una bóveda mortuoria plantada en la pared y llena de moscas,
Proveería conocimiento seguro de que el cadáver es bastante reciente,
Pues su cuerpo apenas habrá reventado y comenzado a descomponerse
Desde hace pocos días u horas.

Caminar sobre una sepultura árida y endeble, que se hunde sin oponer resistencia,
Sería indicio de que el cadáver ya se ha descompuesto lo suficiente para ser exhumado.
Incluso, Pasar cerca de una tumba que ha sido cavada para enterrar un nuevo cadáver,
Suele provocar algo de impresión; sobre todo, si es de nuestra medida,
Ya que podría ser una sentencia o premonición de lo que nos espera pronto.

2023 Jul 01

Andrés Orozco Echeverri
Desde 2019 Ene 19

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