LA PINTURA

2018 Jun 17
Poema Escrito por
Jorge Loyola

Con mucho esfuerzo salió de su cama; el dormitorio estaba helado; se calzó unas ridículas pantuflas de piel, que tenían la forma de un pato y se envolvió en una manta de lana con infinitas rayas de colores; encendió el calefactor ( este hizo un ruido metálico, como desperezándose y comenzó a realizar la infructuosa y casi inútil tarea de calentar el departamento). Hacia tiempo que Emma pensaba que el último piso del edificio era muy caliente en verano y muy frío en invierno, que debería buscar otro lugar donde vivir, ¿por qué no lo hacía? ...; de un tirón corrió las pesadas cortinas del ventanal que da al balcón, y allí apareció la razón por la que seguía viviendo en este lugar.

El último piso del edificio de enfrente, está casi completamente vidriado, parece ser un único gran ambiente, que seguramente fue pensado para funcionar como salón de usos múltiples, común a todo el edificio; ahora es el atelier de un joven artista. Cada mañana, a eso de las once, el corre todas las cortinas para dejar entrar la luz del sol, se para un momento frente al caballete y comienza a trabajar con pasión; Emma, furtivamente desde su ventana lo mira trabajar por horas; a veces, el pintor, pone música fuerte y el pincel parece transformarse en una batuta, agitándose en el aire con movimientos, suaves o casi violentos; en ocasiones mientras trabaja en sus pinturas les habla, como si estas lo escucharan, se enoja, ríe y lo ha visto dar pinceladas que parecieran caricias; mas de una vez, solo se queda mirando en silencio por horas, para después, apagar las luces e irse.

Esa mañana , el artista al correr sus cortinas sorprendió a Emma parada en su balcón, se detuvo un momento y la saludó con una sonrisa, ella al verse atrapada, se sonrojó y devolvió el saludo con un gesto de su mano que se movió tímidamente, mientras sonreía ; cuando salió de la sorpresa, y la luz de la sonrisa del pintor la soltó por un instante, Emma cayó en la cuenta de sus pantuflas de pato, sus rayas y su cabello despeinado; corrió abruptamente las cortinas y cayó de espaldas enredada en su manta. se quedó allí, tirada en la alfombra hasta que la vergüenza le dio paso a la imagen del pintor saludándola con su luminosa sonrisa.

Desde entonces, ella comenzó a vestirse y arreglarse el pelo antes de salir al balcón, con esa falsa espontaneidad, tan obvia que al recordarla años después, avergüenza y hace que nos riamos de nosotros mismos. En el edificio de enfrente, la primer cortina que se movía era precisamente la del ventanal que da al balcón de Emma.

Tiempo después de aquel tonto juego de cortinas y balcones y de algunos encuentros en la calle donde aquellos luminosos dientes pasaron a tener un nombre,"Pablo", por fin se encontraron en el atelier.

E

n el caballete estaba el lienzo sobre el cual Pablo había estado trabajando los últimos días; el rostro de una bella mujer, parecía mirarla con ojos desafiantes; Por un momento Emma y la pintura parecieron observarse, la una a la otra; _¿Quien es? _Preguntó Emma sonriendo ,y continuó _¿alguna novia?

_Algo así _Contesto Pablo _todo artista se enamora de sus obras, ellas están en el lienzo, un día aparecen y van tomando un poco de ti, nace una especie de simbiosis entre ambos, pintura y pintor se van transformando mutuamente, cada uno se adueña un poco del otro.

Emma solo miraba la pintura mientras escuchaba a Pablo hablar apasionadamente

_perdón no quiero aburrirte _dijo el artista mientras le alcanzaba una copa de vino.

_No me aburres, solo pensaba que yo ahora también soy un poco tu obra ; digo, por eso de encontrarse y transformarse uno al otro.

_El artista hizo un gesto como asintiendo mientras pensaba en lo que Emma decía. Ella continuó divagando un poco, tal vez por los nervios del primer encuentro en el atelier y el vino.

_Entonces vos y yo_ decía esto dirigiéndose a la mujer del cuadro _a partir de este momento somos rivales.

_se rió mientras llevaba la copa hacia la boca y en ese preciso momento la copa se rompió derramando el vino en su ropa, un vidrio cortó su labio inferior y un hilo de sangre corrió por su mentón . Pablo se apuresuró a auxiliarla; _no es nada, _dijo Emma mientras se limpiaba la herida con un pañuelo de papel.

Lo que sucedió inmediatamente, dejó a Emma con una extraña sensación, mezcla de asombro, miedo y tal vez ternura por lo que el artista hizo.

Pablo se acercó y viendo que en el labio de la chica quedaba una pequeña gota de sangre; tomó uno de sus pinceles y con el quitó la gota, se dirigió a la pintura y pintó los labios de la mujer, luego se volvió y besó los de Emma , ella sintió su sangre correr por cada rincón de su cuerpo, como si un río de pétalos la acariciara por dentro y se dejó llevar por el.

A la mañana siguiente despertó confundida; no estaba segura de lo que había vivido y lo que había soñado; sangre, besos, la mirada de la mujer del cuadro, todo se mezclaba en un loco remolino de imágenes y sensaciones.

Ya eran mas de las once, corrió hasta la ventana y vio a Pablo en su atelier, sentado frente al caballete, no tenía pinceles en la mano, solo estaba allí, inmóvil, con la vista fija en la pintura, en silencio, y ni siquiera se escuchaba música como otras veces; repentinamente se levantó del banco, mientras decía "NO" casi gritando y sin dejar de mirar, con horror la pintura; luego caminó hacia el ventanal , tenia una mirada extraña y lloraba; Emma vio la escena y sin dudar corrió para ver que le sucedía.

Al llegar, Pablo abrió la puerta y al verla la abrazó, ella entró pero no preguntó nada, miró hacia la pintura y allí estaba aquella mujer que la miraba y casi parecía sonreír con malicia; todo parecía normal, salvo el silencio y algunas cortinas que a esa hora permanecían cerradas; Pablo se acercó y la miró, ella vio su ojos aun llorosos _¿todo está bien? _le preguntó, el no respondió, solo se quedó mirando a la mujer del cuadro y una lagrima corrió por su cara, entonces volvió a abrazar a Emma y la besó tan fuerte que la herida del labio volvió a sangrar, ella trato de alejarse pero el la retuvo, la abrazó nuevamente y le susurró al oído _ perdón _en ese momento Emma sintió el filo de un puñal entrando en su vientre.

En alguna calle bulliciosa y pintoresca de París, Roma o Buenos Aires hay un pequeño atelier; una bella joben entra y un artista la espera con unas copas de vino y una luminosa sonrisa, sobre un caballete está la pintura en la que ha estado trabajando; es una hermosa mujer con una mirada desafiante.

FIN

JAL

2018 Jun 17

Jorge Loyola
Desde 2016 Oct 16

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