La Niña de Diez Años
Cuando un hombre muere en la guerra, su sangre mancha la nueva cosecha
Sociedad del desecho, del vacío;
si tres gaseosas o comidas rápidas consumes al día,
por el afán que plantea tu rápido ritmo de vida,
ellas permanecerán,
como maletas de plástico, cuero y metal,
por horas, días años,
anunciado tu humano y fútil espíritu,
aunque para consumirlas te hayas llevado un instante,
ello sin contar plantas y animales.
Mujeres acordonadas para la guerra,
barcas, ya no repletas de esclavos africanos,
para alimentar la industria
de la conquista y colonia europea
y llenar las arcas para la depredadora
empresa de repartición de las nuevas tierras,
sino balsas apiñados de inmigrantes;
mujeres viudas, niños huérfanos,
repletos de la hambruna de la nueva guerra.
Sociedad del metal y el cemento,
tan llena, como el mismo vacío de amor
que enferma su corazón.
Mujeres con temor a protestar,
sonriendo esqueléticas, porque han
encontrado la talla perfecta,
vendida por una sociedad enferma.
Mujeres con temor a engendrar
para alimentar la guerra.
angelitos sin nombre al holocausto,
La Niña de Diez Años, La Niña de Verde,
obligadas a entregar su tierna sangre, su carne y sus huesos
para dar muerte a otros inocentes hermanos.
Sociedad del terror;
terror al caminar, al mirar, al hablar, al escuchar,
temor a salir despedido por los aires,
o quedar confinado a la deformidad o invalidez.
Sociedad confinada, encerrada y esclava
del teclado, sus yemas no acarician,
tocan el teclado y la mercancía,
mientras su herida se hace más grande cada día,
llenos de cosas que al día siguiente ya no querían,
mendigando amor, tranquilidad y armonía,
¡qué tan cercanos, que tan lejanos
de sus primitivos ancestros!
¡Han enterrado a sus grandes Maestros!
Sociedad de tecnología, tan vacía,
aunque permanezca sumida en sus feudos y monarquías,
como sus desechables mercancías,
tan lejanos de Alicia en el País de las Maravillas,
tan cercanos a sus temidas profecías.
Sociedad que pregona la libertad y la justicia,
mientras arrasa a su paso,
con todo para proteger el botín de su avaricia.
Cultura de la depredación, que ha perdido la afición
por la caza del coyote, elefante, lobo, liebre, tigre y león,
porque los ha declarado en extinción,
gracias a su colmillo fusilador.
Ahora su colmillo con extensión,
que saborea con orgullo y tesón,
caza, depreda y mata a sus congéneres en lo que ha declarado por Cortes
Internacionales de Derechos Humanos, sus propias fronteras.
Comunidad del asco, del odio, espíritu depredador,
donde ya no te atreves
a informarte de lo que pasa a tu alrededor,
por temor a indigestarte
al probar del veneno de la barbarie, injusticia y dolor.
Sociedad que declaró
extinto el psicoanálisis,
por temor a darse cuenta de que se ha declarado la guerra a sí mismo;
criticó el canibalismo indígena y los sacrificios humanos,
en tanto se revuelca en sus propia cloaca, sangre, peste y xenofobia,
en su propia maldición.
Sociedad que rinde culto al muerto del país rico,
juntando a todos los grandes del mundo,
haciendo apología contra el terrorismo, montando su caballo de Troya,
en tanto que deja estela de muertos a sus lado,
con sus injusticias, desprecios, irrespeto, burlas, para engordar
a sus huestes y feroces intereses de un decadente capitalismo,
nacionalismo, cristianismo y laicisismo.
¿Hasta cuándo la herencia de Homero, del Fedro, de Hércules,
de Zeus y su Olimpo, de Helena, Circe, Cronos, y Poseidón?,
¿hasta cuándo los fanatismos, ideologismos, humanismos, nacionalismos?
¿Hasta cuándo se abrirá el ismos, patagónico,
alásquico, kamchatkiano, gaziano, sonoro, crimeano, Zdciano, niloniano?
¿Cuándo cerrarán sus fauces de dragones centelleando el cielo,
reclamando lágrimas para apagar su fuego
y sangre para fertilizar su suelo?
¡Oh! pueblos del mundo,
¡Oh! Sociedades del mundo,
Oh! Nigeria, Spogmai, Tarana, Jesús, Mahoma,
talibanes, sunitas y los chiítas, cristianos, hinduístas,
confusionistas, taoístas,
¿dónde está tu capilla, tus feligreses, tu mezquita?
¡Oh! pueblos de la humanidad, ahora que la tierra llora,
¿quién apaciguará, tanto dolor, tanta injusticia?
Niños cruzados 1212,
Francia y Alemania, Nicolás,
liderando la Cuarta Cruzada,
Cristo Redentor,
buscando el camino a Niza, a tierra Santa,
30,000 niños hambrientos
tratando de llegar al sur de Francia,
“El flautista de Hamelin trataba de ahuyentar las ratas.
Las noches infinitas, heladas, a la mayoría se los llevó;
a los pocos sobrevivientes, harapientos como esclavos se les vendió.
Hoy en el 2015, Nicolás Sarkozy llora sus muertos;
a sus gálicas playas bien vigiladas,
bien blindadas,
en las noches oscuras y heladas
continúan llegando de África,
sobrevivientes del naufragio,
escapando de guerras y hambrunas,
niños huérfanos, hambrientos y harapientos,
ellos nunca encontrarán asiento en sus tierras,
esa es la maldición que nos deja la codiciosa guerra.
¡Oh! Fantasma que habitas la humana historia de esta frenética estirpe,
¡Oh! África botín de guerra,
¡Oh! Ya no más sacrificio humano,
ni inca, ni celta, ni nazi, ni azteca.
¡Oh! Layo, rey de Tebas, dónde está tu hijo,
donde está tu Edipo?
Oráculo, cesa de proclamar tu maldición.
Que cese el tiempo del redentor,
del titán, de la Vestal,
ya no queremos a un Abraham sacrificando a su Isaac,
a un Boko Haram en llamas en Baga.
Queremos un oriente tan cercano como el occidente,
negociar, compartir y cumplir lo acordado de sus tres soles,
oro negro, azul,
porque el amarillo se acabó,
cuando se apagó el fuego del último indio Piel Roja,
Caballo Alto y Pájaro Azul.
Que cese el miedo y la tregua, que cese el odio y la guerra,
que cese la frontera invisible;
derroquemos piedra a piedra la frontera,
como lo hicimos con Berlín,
ya no queremos mártires ni trincheras ni en Etiopía,
Egipto, República Checa, Serbia,
Panamá con Torrijos,
menos en Mali y Nigeria.
¡Oh¡ religión, ¡Oh¡ cultura,
¿cuántos muertos, sangre y dolor han parido y ensanchado tu vientre?.
Que esta no sea la cultura de los poetas muertos;
se abrirá hoy la página de la nueva historia,
la del culto a los momentos eternos,
de la humildad y la solidaridad,
sin necesidad de despilfarrar los recursos en lujos,
poderío, armamento y sobrios monumentos,
rindiendo culto al fusilamiento,
a la guerra, al ajusticiamiento.
Hoy se levanta un monumento
para los que solidaricen con los demás,
sus pequeños y grandes momentos,
el mejor multivitamínico,
el más nutritivo alimento,
semillas de paz,
una vez que las compartas,
nunca las podrás olvidar.
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