La melodía de Nicholas

La culminación del monstruo en la tormenta, la paz después de la tempestad y el seguimiento de una melodía que se orilla a su final.
Es la definición que da un hombre antes de saltar al vacío de una inmensa soledad, aislado de la sociedad por 500 noches, desolado, angustiado y desesperado por sentir un cuerpo vibrante con el cual bailar a su lado.
“Nicholas, ven a mi” escucha desde su fría habitación en la cual se encontraba atrapado tal cual si fuera como una cueva.
Extendiendo su mano y se dejo llevar por una sombra a un mundo de maravilla, donde la melodía nunca acaba, la pasión siempre perdura y la felicidad no se desvanece por la ruptura de un viejo corazón de hielo.
Al caer la noche la visión de nuestro protagonista vuelve a caer y se vuelve a encontrar en esa vieja habitación. Empieza a romper las sábanas, quebrar las ventanas sintiéndose vivo otra vez.
A
Decidido por salir corre con desesperación a la puerta, donde los guardias lo sostiene y lo aíslan de los demás, en espera que lleguen los enfermeros para volverlo a encerrar tras las puertas de un viejo psiquiatra.
Sedado hasta caer al suelo vuelve aquel mundo donde todo es una maravilla.

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