La larga espera

Quisiera cantarle al amor
con sentimiento profundo y sincero,
pero en estos momentos no puedo
porque mi pensamiento adolorido
me lleva a otros lugares y tiempos.
Lugares en donde la ignominia
se impuso, reemplazando al amor
por otros sentimientos que no eran humanos
como el odio, la mentira y el tormento.
La vida continuó su derrotero,

dejando atrás, pero no en el olvido,
todo lo que un dramático día nos dejó
recuerdos oscuros y pesadillas permanentes
que afloran por las noches en tinieblas
causando espanto y desconcierto.
El amor ha seguido esperando
incansable, anhelante, leal y sublime
y poseer al que un día vivió lo inverosímil
diciéndole que la vida no en vano continúa
para encontrar de nuevo lo perdido
en esas noches de miedo frío y tenebroso
cuando el hombre perdió el horizonte
sin pensar que el amor y la ternura
no pueden ser vencidos por la ceguera y la tortura.
Las heridas por el tiempo son curadas
y quien no confía en el amor
no encuentra la medicina milagrosa
que cicatrice lo que el pasado destrozó en segundos
porque la experiencia sigue demostrando
que con el odio nada se cura y
que sólo el amor es fecundo.