La hoguera
La hoguera
Muy cerca de esta hoguera
tan hipnótica, tranquila y agradable,
en la que las llamas proyectan formas inmortales
de juramentos, promesas y de chispas infernales
me siento a calentar. Me rindo pues, a meditar.
La leña arde y arde, sin dar cuenta de mí
y el fuego confortable con abrazos me consume
Despierto al tañido desde un tosco carrillón
observo y me aterro, ignoro donde estoy
¿Sueño, o creo que duermo?
La luz tenue de flama se mueve aquí y allá
alumbrando pestilente un averno… o qué se yo.
Cadenas, grilletes y siglos oxidados,
hay huesos en el suelo de espesa podredumbre
¿Quién es el carcelero de tal loca morada?
Me acerco a una ventana y miro al horizonte
no sé mi paradero, el sueño de la hoguera
me trajo a este lugar, de grandes nubarrones
que surcan en un cielo de oscuro amenazante
hay ángeles caídos con alas humeantes
sus ojos encendidos ¡Son rojos penetrantes!
Y miles los que vuelan sin rumbo ni destino
sus llantos nunca acaban lagrimando sin remanso
sus cantos que a mi llegan atormentan el descanso
¿Quizás estoy juzgado en esta tierra infernal?
La hoguera ¡Maldita!, me atrajo sin quererlo
sus llamas me susurran quemando por mi cuerpo...
“A la vera de la hoguera te dormiste
y al abrazo de un vil fuego consumiste”.
“Cuentista” 2014
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