La creación

En el principio ya existía el Creador;
hacedor del universo,
supervisor de lo inexistente,
estaba en todas partes
que de pronto su voz ordenes dio:

– Sepárese la luz de las tinieblas,
para inspirarme en uno de mis planetas
pintando mis ideas, en reales y perfectas
surge el día, como nace la noche.

Domino las profundas y airadas aguas,
dibujo el alba y a la oscuridad
la decoro con estrellas.
Júntense los mares y descúbrase la tierra,
pues de ella surgen las montañas,
colinas y llanuras adornadas con plantas, flores
y majestuosos e inmensos árboles.
Que felicidad observar mis aves volar,
que armonía verlas cantar,
hacer el bien para mí es algo primordial,
doy vida en la profundidad del mar,
aquellas criaturas marinas y lozanas
en las temerosas aguas paseaban,
las bestias en la tierra jugaban,
para mí no existe la violencia,
mi tranquilidad gobernaba en la esfera.
Que del cielo caiga agua
y la tierra se moje,
del polvo hago al hombre,
aliento de vida le doy
su figura es igual que yo
en el huerto del Edén, ahí lo pondré.
Con mi Espíritu te rondaré
y con mi Hijo te cuidaré.
Eres un hombre a quien
se le ha otorgado este huerto
para que lo labres y señorees.–

Así Dios tan contento de su creación,
el último día reposó.