La cabaña del abrigo
A través del susurro de las copas,
del mundo donde habita
el naufragio de los cielos.
Hacia lo alto,
coronadas las cimas azules
sobre las montañas.
Un copo de algodón, invencible,
da forma al anfitrión;
grabado al fondo de un manantial de aguas cristalinas.
Cual primera nevada, tenue,
descendiendo por la cresta de las cordilleras,
la blancura posase sobre el bemol de melodías
y en su latente pulso, un eco en su fulgor
escogiendo cuidadoso sus palabras
canta individual vuestro nombre.
Y, en la jornada que conduce
a la cabaña del abrigo,
sin mediar en la oración;
la construcción de un nuevo túnel
en dirección al final del invierno.
Once minutos de caminata
con la duración del cambio de estación,
y como manto la gélida brisa.
Un espectáculo de recuerdos imperfectos
con la ceremonia solemne
de la imagen huésped, llena de boreales.
La misiva de un telegrama viejo
con los sentidos en su curso de luz,
que determinados deban respirar
y acudan al lagrimal en su pupila.
Finito en el silencio del rostro abismo,
los votos radican confinados
en un álbum cual adarga lumbrera,
de una andanza vivida
con los siglos que se fueron para siempre.
Allí, sigilosos los grandes árboles
conservan en sus raíces encubiertas
el anuncio de la presencia, en ésta mañana
sobre la colina de los empeñados vientos.
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Noviembre 28, 2024
© 2024 La Dama Azul- Gabriela Ponce de León
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