La bruja escuálida

una flaca, ignominiosa, por la suerte
camina por entre las varas
-despuntan sangres viscosas
nada más que tinta frustrada-
y sus pasos se marcan
animan al polvo y a las ratas
tendría que andar muy lejos
y dormir descuartizada
de andar tentando a las almas
deviene hostigada

la bruja escuálida
perdida en su propia trampa
¡vayan las sangres a volar al viento,
su pócima aciaga en busca
de cuerpos frescos!