JINETES INFERNALES

Sobre caballos de acero cabalgan
los impávidos jinetes infernales.
Sobre la estéril estepa de la mente
crece la negra semilla de la muerte.

Oh, devorador rayo de la idea
que en la mente, destructor te hundes,
la dejas para siempre mal herida,
destructor de solares relucientes.

A

bono venenoso, te derramas
sobre fecundos campos, complaciente,
y las plantas que crecían frondosas,
las haces receptoras de la muerte.

¡Cómo puede sembrar tanta desgracia
el hombre corroído por el odio
que no siente piedad ni gracia,
del vil dolor, trofeo de su pidio!