Intuiciones Místicas

Hay momentos en la vida en que fluyen percepciones de una fontana escondida quizá en otras dimensiones.
Es tal vez cuando apreciamos delicadas armonías, trino de aves que escuchamos cantar bellas melodías.
El murmullo de las olas, el sonido de una flauta, las luces de las farolas, los ojos de faz incauta.
El sonido de la brisa, el fragor de la tormenta, el brillo de una sonrisa, el cuento que un niño inventa.
Un temor muy reverente, una paz inusitada, una tristeza envolvente, un gozo por casi nada.
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No es fantasía que surge de una experiencia ligera, es conocimiento que urge comprender en gran manera.
Es un algo insospechado, descubierto en un instante, que atraviesa un velo echado y de luz llena el semblante.
Por desgracia, muchas veces, se corre el velo y se olvida, al procurar pequeñeces, la inspiración recibida.
Se le ha dado muchos nombres a esa experiencia sagrada, que en ignorancia los hombres definen de forma errada.
Le han llamado: la Bondad, la Verdad y la Belleza; mostrando su vaguedad, y de su luz la pobreza.
Algunos le llaman Dios, el Centro de la existencia, y al sonido de su voz, el ductor de la consciencia.
Y cuando Él se manifiesta, a nuestro espíritu ensancha, dándonos una respuesta, quitándonos toda mancha.
"Pecados que aún como grana, como nieve emblanquecidos, serán como blanca lana, aunque rojos hayan sido”.*
Porque solo la pureza puede estar en su presencia, cuando su amor y grandeza penetren en nuestra esencia.
Entonces nuestros sentidos, eternos como mortales, percibirán los sonidos del Cielo y sus portales.-
*(Isaías 1:18).

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