Herida desconocida

Dudé muchas veces en el poder de las palabras, hasta que la vi llorar.
Cada lágrima y sollozo me hicieron sentir perdido. A veces el silencio es producto del ruido inentendible de un cuerpo que se quiebra. Nunca llegué a conocerla profundamente, pero abrí su corazón y lo demás solo pareció ser dolor. El dolor que derramaba me congeló. No esperaba que llorara en la primera y única vez que nos íbamos a ver. ¿Si físicamente estuviéramos, llorarías más amargamente aún? Quizás reiría, quizás no. Jamás lo sabremos, pero se que abrí una herida que no conocí y ahora no se si podrá cerrar.