Es Ella
Es ella serena, está allí, escombros y restos de tormenta son evidencias de un amor,
descansa pálida sobre mi colchón y mis brazos le sirven de almohada, le sirven de abrigo,
ella se sabe amada.
Tantos fueron los besos bajo este techo, tantos como le pude dar.
Ella, tormenta entre mis brazos, un capricho de lo ambiguo, un antojo de la perfección.
Observe callado desde el capricho en su cuello, y me regalo un atardecer con cabellos de sol, atardecer que entre melancolía me hacía explorar sus pechos; altos cerros blanqueados por el fulgor.
E
Ella, la serenidad a mi locura, si, ese momento de cordura en sus tersos labios tibios como la rosa entre sus piernas.
Déjame amarte una vez más bajo este manto de estrellas sin final, déjame llenar de nuevos recuerdos mi universo infinito, pero esta vez quédate un poco más, que la noche no me alcanza y contigo la mañana viene muy pronto.
Ven, abrázame el alma y me dejare caer al vacío, como gota de vino por el borde de tus caderas, así, sin miedo, sin atavíos que contengan mi pasión.
Ven, cuando quieras, eres amada.
Ven, y no te asuste ver arrastrar mis pies por esta casa, reinventado cada espacio donde nos amamos; imaginarios expuestos como arte en capilla.
Ven cuando quieras, eres amada.
Cuelga el miedo en el perchero, alivia con caricias nuestro intento de olvidar.
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