Al letargo de campos marchitos
En el misterio
de una herida suspendida;
por beber la copa llena
del cáliz de muerte.
Sombras, distancias,
hogar donde arraiga la pena;
tiñendo todo tiempo,
al abrazo profundo de tristeza,
color purpura de pasión.
D
donde se labra veneno,
dolor que recorre
una luna sin su piel.
Solo blasfemias
suspendidas al abismo,
a través de la boca
coronadas de espinas,
albergadas en entrañas y delirio.
Recuerdos sin candor
en el tedio sin su luz
cual frio mármol,
al letargo de campos marchitos
con los acordes de un vacío.
Un sólo beso… el alivio,
al espíritu lacerado;
que derrumba la morada
el último abrazo,
y deja los ensueños
al color de una palidez siniestra.
Solo tiniebla y melancolía
hiel que derrama el pecho,
boceto de nubes errantes
desdén y tajo.
La tristeza no alcanza
al pozo de agua oscura, amarga;
despojo sin alma
que contempla el orden del mundo.
Ahondarme, en la profunda boca
donde el olvido todo lo ciega.
Una ola vaga, mi congoja,
noches todas, el llanto,
el obscuro cielo, cansancio,
mi pobre vida, un verso.
Gabriela Ponce LS
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