Entre el vacío, la vida y el arte.
Mientras el tiempo se esfuma,
como un eco de voz que muere
entre las rocas,
el abandono de lo cotidiano
y el vacío existencial.
Pasando tan deprisa y fugaz,
como esa luz que se pierde
en la inmensidad. Donde lo no
vivido, jamás vuelve atrás.
U
para la profundización existencial,
en absoluto silencio y en
la íntima soledad.
Allí donde el silencio se revela,
si oídos le sabes prestar.
Es un don necesario,
y quien se lo da
se alimenta de sabiduría,
y siempre de ese don
quiere más.
Pues si la vida es un
auténtico arte,
el escultor de su forma ha
de ser su habitante.
Dándole lo suyo al vacío
y la ausencia,
en plena fusión y armonía
con uno mismo, su lugar en
este mundo y relación
con los demás, pero sobre todo:
Con el universo al que se
pertenece y el vasto mar,
es por ello que;
" Quien entiende que la vida
es un arte, lo hace para siempre".
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