Eneas Blust
Arcángel Miguel que le sonríes a la vidente profeta rubia al hacer un chiste. Por no decir que no tiene ángel guardián. Eneas, detrás de tus pasos siempre iba. Al cabalgar tu caballo, Eneas soñaba con ser la princesa azul que fuera tan valiente como un capitán, ella sonaba, soñaba, soñaba con ser tú.
Al lado de Irlanda vivís
Una piedra fundamental para el mundo
Y juegas a la pelota con los niños, niños que en Argorea se morían por ser como ellos. Eneas tenía sus uñas rotas de tanto pintarselas y cuidarlas y sus zapatillas azules y tus botas azules y su pelo negro y el tuyo igual y los ojos azul celestes porque también soñaba con ser cantante. Ahora, ella dice¡ Miguel, se ha olvidado de mí! Los arcángeles en quienes nos basaste jamás nos quisieron y ese Dios al que amaste, jamas te amó ni te llamó nunca ni te pidió perdón por destruir fantasía!
Hijos de perra y canijos dicen mis niñas porqué se unieron a la muerte después de que Miguel el arcángel y Dios y sus ángeles los abandonaran, ángeles y Dios que les cantaba desde la cuna. Les decía lo bueno que eran y mentí y yo creí que decía la verdad y él sonríe, Miguel estúpido, le sonríe en una carcajada a la vidente rubia y yo soné con ver a mis hijos así de felices.
Hasta que Eneas un día se canso de verme llorar por la enfermedad y de verme siempre suplicar a Dios por la curación que nunca llegaba y se arrodilló en tierra y le pidió a Silvestre, su Diosa que la hiciera inmortal sin depender de ángel o arcángel o Dios y juró vengarse de Miguel por las veces que me había dejado y Silvana oyó sus rezos y la transformó con el poder de la muerte y la tierra en una dama de las arenas. Una Psique. Un Enter Sadman. Y desde entonces son llamadas Polaris y sus nombres son oscuridad porque visten de azul, celeste y negro a la noche cuando no puedo despertar, ellas, exorcizan mis miedos y Eneas Blust se convierte en la protectora de la noche
En la estrella perdida del norte
El arcángel vengador
Polaris Eneas Blust...
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