EL TECHO
Cuando fuiste niño y jugabas a pelearme
me decías
“conformate
con que te quiera hasta el techo”
y reías.
Yo también me reía y no quería decirte
escapándome de la complicidad
que me bastaba con que me quisieras hasta el techo
porque un padre puede conformarse con los límites
de una casa
porque un padre puede conformarse con los juegos y las risas
y con menos…
Cuando dormías
yo subía a una escalera prestada
para mover las tablas del cielorraso un poco más arriba
mientras veía como escalaba un halo invisible de inocencia,
y vos sin saberlo
al día siguiente otra vez en peleas fingidas y entre risas
ibas a decirme sin decirme
que me querías un poco más
“conformate
con que te quiera hasta el techo”.
Y yo reía, cómo reía…
Disimulando lágrimas de felicidad.
***
Del libro "BUEYES PERDIDOS"
de próxima aparición
Conoce más del autor de "EL TECHO"