El sueño del Faraon

¡Ama! Ama todo lo que puedas.
Desoye los consejos de mesura: el amor no se raciona.
Déjalo convertirse en una avalancha ciega, un tormento huracanado que te engulla.
Sólo entonces te sentirás vivo.
Vivo en el dolor alegre y palpitante.
Vivo en los dedos que se rozan.
Vivo en las miradas que se tocan.
Vivo en la carne sobre carne.
Vivo en el anhelo trasvasado.
¡Ama! Ama sin medida.

Solo así lo recibirás todo: Las risas, pero también el llanto,
los besos y los adioses.
¿Acaso está completo el día si no llega la noche?
¿Acaso no se esconden en la luz parecidos terrores?
Húndete sin miedo en las tinieblas; a veces, hay más paz en las sombras.
Si lo has hecho bien, si has amado suficiente,
llevarás dentro de ti el recuerdo de la llama,
el recuerdo de que amaste y, quizás -infinitamente bendecido-,
fuiste amado. Alimento para esperar un nuevo amanecer.
Pero, entonces, deberás ser comedido;
como un cinturón que aprieta,
una madre que raciona, extinta la fuente de su provisión, en aciagos tiempos de guerra.
Llegará el momento en que puedas nuevamente amar,
amar sin reservas, ¡amar!
Amar todo lo que puedas.