El periodo de tregua
Adelgazada la nota del bemol
al fondo del sigilo…
Relato el aprisionar pujante
almacenado en su paisaje surrealista,
inmigrante del sentido cabal de las palabras.
El ritual inseparable, purpureo
de epidermis sobre vuestro ardiente rostro;
en una sucesión constante
Aludo a la obstinación del antiguo tiempo
circunstanciado, por la coyuntura
de un lejano de posibilidades,
y del irreparable fin del acto humano.
Transportada por constelaciones a la distancia,
el reporte vivifica embelesos ceñidos
tras una larga sucesión de sonetos;
gestada la ventisca en una sonata de recuerdos,
plasmados uno a uno, frente a la puerta de llegada.
Máscaras que convocan a un pasado primitivo, despoblado, abierto en sutura.
Donde el vasto lenguaje sin el alcance del ritmo verbal,
es sepultado cuál emblema completo;
alternado en la estación del crudo glacial.
Los elementos se funden y absorben,
reduciendo el sentido de la constante deserción;
respecto a la incongruente prisa, gestando
las formas que arropan la tinta y el papel.
Por debajo del destino,
cada frase se desvanece en el grito del primitivo silencio;
suspendido en su cualidad profana.
Una promesa espesa, arropada a lo infinito,
negada a derretirse de frente, al témpano
entrañable del aliento tardío.
Cual ágil oponente, un conteo de lunas;
cuarenta y siete mil espacios equidistantes
cubiertos de gélida escarcha,
en la división del periodo de tregua.
Cada partícula dentro del impasible mundo,
asilada de la fórmula de un alcanzado equilibrio.
La reserva cotidiana
aún se arrastra en el invierno,
otorgando estatuas mudas a la gravedad,
entre miradas de multitudes sin alas.
En algún lugar,
una silueta se diluye entre el céfiro nocturno
vistiéndose solamente, de instrumentos habituales sobre la bóveda azul.
La latitud lejana se abre como muerte
dentro del sueño de la Creación;
amordazados entre límites de la cordura
y la hambruna miel del paraíso.
Herencia de escenas, entre las piedras;
consumidas las antiguas veredas
dentro de un corazón conglomerado.
El horror mortal se acrecienta detrás de una puesta de sol…
Engranajes que se sumergen
dentro del campo de batalla.
tras el desorden imperando en el conflicto.
Un remanso entre los párpados cerrados
encendido el borde que nubla la hora;
vocifera exhalado el mutismo
bajo el último aliento del adiós.
Marzo 11, 2020
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