El Encuentro, Parte II La Noche que Eva nunca Olvido
Luego de años de experimentar
Le es difícil a mi cuerpo saber
que es más rico de probar,
Si el néctar de una vagina.
o la virilidad masculina.
Soy como un jabón que no me desgasto,
Por eso ando de “antro” en “antro”,
Pues miren que sádico es el destino,
Que a Juan Pablo me lo puso en el camino.
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Parecía un Adonis triste y atontando
Como si anduviera “más turbado”,
Sin importarme,
ni compañía ni las barreras del lenguaje
Lo conquiste como una amazona que anda de caza,
Pero nuestro combate comenzó realmente, apenas que llegamos a mi casa.
Desgarrándome la falda,
besándome los pezones con mucha calma,
explorando con sus manos callosas mis caderas, muslos y mi espalda
obligando a mis labios vaginales a lubricarse con mucha intensidad
preparándolo su pelvis y mis glúteos,
a una noche sin piedad,
donde su pedazo de carne cruda,
se abrió paso en cada una de mis rajaduras.
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