El día que todos me van a odiar

Tengo una vida tratando de mantener la calma, siempre funciona, incluso llegó el momento donde no tenía que tratar de estar en calma, simplemente lo estaba. Por más que la vida se esforzaba en traerme cosas negativas, las agarraba como si fuera uno de esos dibujos a medias donde tu puedes terminar de dibujarlo como quieras, y lo transformaba en algo positivo. Por más que la gente se esforzaba en mandarme toda la negatividad posible, humillaciones, burlas, críticas destructivas, igual lo tomaba y lo convertía en algo bueno que me sirviera de aprendizaje. Me duele que ahora escribo en copreterito. Siempre pensaba en los demás, mucho antes que siquiera pensar en que puedo pensar en mi de vez en cuando. Siempre estaba dispuesto a servir, siempre ayudaba en la medida que me fuera posible, esa era mi característica con mis amigos. Carlos ‘’El positivo’’, ‘’Qué envidia, quisiera ser como tú, pero me enojo muy fácil’’, esto lo dicen con tanto orgullo y soberbia, como si estuviera bien estar enojado. Siempre traté de rodear mi al rededor con buena vibra y positivismo, pero llega un punto donde ya no se puede. Me duele hablar en copreterito. ¿De dónde saqué toda esta ‘’actitud maravillosa’’? Fueron años y años de sentarme a pensar en la clave de ser feliz. Vengo de una familia en donde el padre nos da todo su amor y esfuerzo para que nosotros estemos bien, su único defecto son sus impulsos, no puedes cometer el error más mínimo en la vida por que estalla y contagia de negatividad todo su entorno, incluyéndonos a nosotros. Me ponía a pensar en el por qué de su actitud y llegué a la conclusión de que es un problema mental serio. Entonces comprendí que no estaba en sus facultades permanecer en calma o no, así que decidí tolerarlo y amarlo tal y como es, y, cuando llegaba mi hora de juicio con el, simplemente aceptaba y me quedaba callado, por que en el fondo sabía que el no quería estarme gritando, ofendiendo y tratándome mal. Lo entiendo por que ante los ojos del mundo, yo y mis hermanos somos ‘’perfectos’’ en todos los aspectos, buenas calificaciones, atentos y amables con los demás, carismáticos, talento artístico, excepto los deportes, para eso siempre fuimos malos. En todo lo demás éramos los ideales. No me cuesta escribirlo por que siempre he sabido reconocer lo que es de cada quien. Así como tenemos nuestras virtudes, tenemos bastantes defectos y nos encargamos de que el mundo no se de cuenta. Me volví ‘’anti-negatividad’’ con todos estos sucesos que me formaron y me dieron el carácter que tengo ahora. Inclusive llego a pensar que influye mucho que mi papá nos ve tan perfectos que le da miedo cuando nos equivocamos y se frustra por ello. Mi papá.
Mi mamá, el ser más amoroso que ha pisado el planeta, amable, servicial, ser perfecto, lo que más amo en el mundo. Nos inculcó siempre a hacer el bien, se esforzó en meternos en la cabeza que el mal es eso, malo. Por lo tanto no debemos considerarlo en nuestra vida para nada, y al menos con migo lo logró.
Por eso soy así, buscando la clave de ser feliz creí que estaba en el positivismo. Me duele hablar en copreterito.
Pero todo tiene un pero, llega un punto donde te das cuenta que no, eso no es ser feliz, ser positivo no te da la plenitud que tanto anhelas en la vida. Ya llegó el día en donde empiezo a decirle a cada quien sus defectos cuando me lo preguntan, cuando me hacen algo malo y reacciono negativamente, últimamente he llegado a hacer sentir mal a las personas, pero no mal interpretes, no por gusto, si no por que la gente se lo merece, empiezo por primera vez a pensar en mi, antes que en los demás, empiezo a valorar mi estabilidad antes que la estabilidad de los demás. Antes no fingía, ahora tampoco. Me gusta hablar en presente. Me gusta hablar en presente. Llegó el día en donde todos me van a odiar, todos los que me rodean y me pisen como siempre y/o me pidan mi opinión sobre todas esas cosas que tienen y que en el fondo se que el problema está en ellos. Lo voy a decir. Todos me van a odiar, no voy a tener consideración alguna en soltar realidades de mi boca, realidades que los harán enojar o los hará entristecer. Me gusta hablar en presente. No me estoy convirtiendo en mala persona, simplemente me estoy haciendo una persona más. Una persona común que aún no encuentra la clave de la felicidad.
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