El Abuelo

Brilla, bajo lágrimas de dolor,
postrado en la madera oscura
del ataúd, y, a pesar del calor,
todos quieren darle su último adiós
con tristeza y amargura.
Pues su último aliento de vida,
ayer por la noche, se lo llevó.

Recuerdo vagamente su semblante
serio y mirada firme. Sus cortos

pasos lentos y tambaleantes,
la mochila que a la espalda cargaba
de camino al colegio y sus sencillas
palabras, aguadas en la tristeza, pero
palabras, con un claro amor.
Recuerdo en el pasado, recuerdos y no
realidad. Porque anoche al ponerse el sol,
dio su último aliento de vida,
porque ayer por la noche, nuestro abuelo,
nos dejó.