DUENDE
Duende
A través de los vientos llegan a mí los susurros de la historia narrada por el abuelo roble. ¡El habla de un legendario amor que alguna vez hábito en un reino lejano llamado Tulipán!
Con ayuda del sabio girasol recolecto el polen para crear el conjuro que me indique el camino para poder llegar a ese reino mágico.
Mi anhelo acepta el reto y presuroso me viste con la armadura de mis sueños. Yo demostrare a todo ser que se mofa de la historias de ese ancestral robe que no son locuras de su senil memoria y que ese legendario amor sigue a la espera de que un sincero corazón le encuentre.
¡De reino en reino iré!
Ni por esta soledad que intenta corromper a mis sentimientos me lamentare.
¡Ellos ya me han ligado a ti!
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En verano saltare y a todas esas lejanas nubes yo acariciare.
El color de las mariposas me indicara cual es la forma de esa legendaria señal. Señal que disipara la zozobra que pretenda perturbar mi mente repitiéndome constantemente que solo eres una fantasía, un cuento que se alimenta de sus pasadas hazañas.
Decidió y con fe encontraré a ese que se hace llamar el guardián que custodia tu portal.
Correré...
Sin lamentarme dejare muy por detrás a los unicornios del reino de cristal. Correré y brincaré sin cansancio hasta llegar al final de sus bosques encantados y no me amedrentaran las maldades de los trolls, al internarme en el precipicio de su señor oscuridad.
Las hadas me alertarán cuando el hechicero oscuridad alevoso surja y pretenda alimentar a su esbirro precipicio con todos estos sentimientos que anidan en mi cuerpo.
Mis suspiros me llevaran navegando hacia el mar de los deseos. Si no accede a mi petición le arrebataré el último reflejo de tu misterioso mirar.
Ante la furia del último dragón mis pasos me harán surcar el inmenso arco iris que cada siglo es formado debido al constante roció de tus lágrimas. Último bastión donde dragón resguarda los colores con que antaño matizabas tu pasión.
Respirando magia amaré esa vida que despertaré.
Mi objetivo es encontrar a todos esos antiguos robles que resguardados por sus hojas verdes me narren fragmentos que recuerden de ti. Paciente uniré esos fragmentos para comprender como fue tu pasada historia y jamás me lamentaré por lo que me depare el señor incierto, ante la constante búsqueda de tu lecho.
Yo debo ser quien encuentre ese reino y despierte a tu cuerpo.
Un duende soy...
Salto y corro sin parar hacia ese fuego de la purificación, pretendo incinerar a todas mis dudas, ¡liberando por siempre a mi mente!
Entre más me acerco más me tratan de doblegar esos obstáculos que se interponen entre la realidad y la fantasía.
Saltando cruzo el último laberinto que separa a mis brazos de tu cuerpo.
Las estrellas enternecidas por el amor que se genero en mi corazón, iluminan con su luz el final de este laberinto. Evitan que mis latidos sean escuchados por los oídos del hechicero maligno.
Después de tanto saltar, correr ya te encontré.
Con mi cantar rompo el hechizo que te mantenía dormitando dentro de ese oscuro limbo. Mis latidos se agolpan al descubrir que tus ojos se abren lentamente. Tú vista color miel se apodera de mis facciones, mientras tus suaves manos le hacen el amor a mis mechones plateados.
Sonriendo me preguntas, ¿cuál es pago por haberme despertado?
Corro y brinco… ¡Gustoso tus brazos reciben mi cuerpo! Tímidamente mi boca le susurra el pago deseado a tus orejas puntiagudas.
¡¡¡El Duende de tu vida por siempre debo ser!!!
Autor: Mario César Palma G.
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