Después del dolor


Después del dolor
Parieron mis desdichas, ilusiones, en aquellos días, cuando la silente soledad mordía enardecida la dicha de mi vivir; y aunque mi alma lentamente agonizaba, jamás se asfixió la fe del corazón que suele mover montañas. Y así, pasé mis primaveras en realidades dolorosas, vislumbrando siempre en mis ojos el dolor de mis pesares. Muchas veces mi alma pidió clemencia en mis momentos más tristes, anhelando con gran vehemencia por fin encontrar la dicha. Y así, ¡un gélido invierno viví!, en la estación más lisonjera de abril. Y aunque la tristeza eclipsase mi alegría, nunca me di por vencida. Recordar mi pasado duele, pero es bueno recordarlo, porque así puedo apreciar mejor, la dicha de mi presente. Un buen amor, con todos los sinónimos de la palabra
nos puede transformar la vida; y la tristeza se torna en alegría perenne cuando la aflicción abandona nuestra vida. Nunca te des por vencido, aunque se nuble tu cielo, y recuerda siempre, amigo querido, que después del dolor que hiere, el corazón vuelve a palpitar feliz.
Palabras del alma
Agosto/ 27/ 2012
Martha Humphrey

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