Desaparecidos
DESAPARECIDOS
Ves el latido inaudible de mi corazón,
oyes el llanto invisible de mi voz,
conoces mi esencia sin haber visto mis ojos;
recorres el mundo cantando el primer nombre
del día primero del último año de mi vida.
Funcionan tus pensamientos en la diversidad de los míos,
comparas tus palabras con otras que no has leído aún,
esas que absorbí del modo
en que la noche me trataba,
esa noche en que moría la luna su ciclo de media eternidad.
Este presente: en el cual se presentan
tus ideas muy cerca de mis oídos
la luz del orbe recorre mis sentidos con total pureza,
tú ves esas escenas,
yo siento tus manos tocando el aire que me rodea;
la cercanía de tu alma me llena de energía,
los centímetros que tenemos entre nosotros
son trayectos de vida,
son fuentes de energía en el rubicundo ambiente
que atrapa nuestras espirituales siluetas;
el comienzo de nuestra relación
con consistencia tangible y existencial no me decepciona,
tu talento en el silencio es el fin de mi discurso mental.
El tiempo se convierte en teoría
de nuestra práctica más cercana,
la praxis de nuestras emociones
en los laboratorios del río y el mar,
debajo del horizonte que enrojece
cada vez que miras el recorrido de la última
lágrima del cielo en el suelo,
realidad más dos de cientos de veces los dos...
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