De tu ausencia, del vació y ya no me interesa la trascendencia

He vuelto
con un saco lleno
de recuerdos
aventuras
llantos
risas
bailes
caídas
nadadas
maldecidas

accidentes
hurtos por desnudos,
un poco así como es la vida
mientras
aquí
todo sigue inerte,
como
si todos estos meses
fuesen solo
un pestañeo
de ojo cojo.

La misma gente
los mismos lugares
los mismos trabajos
las mismas borracheras
y continúan siendo las mismas discusiones
sin ganadores
ni perdedores
en la misma mesa
el mismo té
ahora si
con menos gotitas de sucralosa
pero es solo
la misma cosa.
A veces
son otras las noticias,
solo se ve lo que las empresas publicitan,
dueñas de las radios,
periódicos
y televisores
solo sabemos
lo que quieren que sepamos,
la verdad
no son noticias son escusas,
muchas tan estúpidas
que nos enojamos,
tanto
que olvidemos lo importante,
nuevamente
solo es
la misma cosa de antes.

Aunque,
se siente distinto,
ahora molesta
ahora
asfixia
y
ahoga

yo
soy otro.

A Santiago ya no lo aguanto,
se ha vuelto tan agresivo
tan gris
y despiadado
ni la primavera podrá devolverle el encanto
las flores ya no tienen ese poder mágico
porque su color
ya no está condicionado a ellas;
en los ascensores
todos jugamos a ignorarnos,
sabemos que hay un alguien al lado
pero nos vence la pereza
frente
a una simple sonrisa o
saludo
y
me patea
me patea en los huevos simular que el otro no existe
¿qué paso con los encuentros humanos?

Ni en la vieja que a bocinazos
me obliga a acelerar el paso
en el cruce de zebra,
ni en el aire
el que siempre ha estado contaminado.
solo es más de lo mismo
pero distinto.

Tan distinto
que duele
cuesta tanto
y
no es la ciudad
no son las calles
ni la gente
no es Santiago,
soy yo
el que está contaminado
el smog lo traigo dentro
la ciudad me contamina
se mete por mis poros cuando están abiertos
bien dentro,
quizás
siempre lo ha estado,
salvo que
antes
era distinto
tu conocías la manera de drenarlo
y
así,
aquí no se puede.

Vivir en Santiago se ha vuelto
un dolor de muela interminable
ningún ketorolaco podrá calmarlo,
tendré que agujerear
los cerros
para que la pena circule
o
pensar en mover mis plantas,
buscar otro lugar
donde ver a los palomos bailar.

Autor:

Nico Scepanovic