Conmociones
Conmociones
Enumero el amor, y floto bajo,
tocando el ras del suelo quebradizo.
Mi emoción alterada surge a flote,
cual sueño eleva un niño con placer.
Tanto querer y tanto sufrimiento
viene a volcar sus sombras deplorables
para qué yo desglose la tristeza
y me aparte llorando del recuerdo.
E
el brillo de placer que la consume,
y terminé en ceniza suspirando,
con humeantes carbones olvidado.
Entonces me pregunto, que ha quedado,
de aquellos movimientos placenteros
que hicieron sucumbir mi corazón?
Hoy reposan los tiempos sin dulzura,
las palabras sin voz, sin paz los días.
Y en esos espejismos sofocantes
salgo a pasear el alma dolorida.
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Te has quedado tocando en las penumbras
la soledad que sueltan los recuerdos.
Ya no clames, Evita, nadie te oye.
Sólo espera la luz que siempre asoma
cuando se oculta el velo de la sombra.
Se fue el primer amor, un día lejano.
Tu corazón se ilusionó de nuevo,
y el amor renació por otros ojos
que acabaron metidos en tus ojos.
Pero ay Evita, nunca comprendiste
que todo lo que llega, también pasa.
Y de nuevo quedaste tan solita
en el rincón secreto de tu casa...
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La silla
Ella desea ser madera, pero es metal.
Siempre esperando luz para brillar,
más nunca puede ser lo que quisiera.
Aveces se agasaja en su sentir
por la tibieza de algún acercamiento,
más ama la tristeza y en su color sarmiento, se exprimen sus ideas.
La silla va quedando, sus dueños van pasando,
hasta quedar lejanos de su cómodo fin.
Germán g
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