CONFINAMIENTO

Calles vacías, monotonía
es todo cuanto ha traído el día
temor en el aire, frío en el pecho
mi corazón es un seco barbecho
A través del cristal de una ventana
he visto lo mismo cada mañana
esta noche recorro la gris cortina
para refrescar mi alma que calcina
pero sólo veo mustias carreteras
y sombras de espigadas palmeras

que caen como almas en el pavimento
tornado más triste este confinamiento
A nadie alumbran las titilantes luces,
todo el planeta se fue de bruces
parece que la felicidad ha muerto
la ciudad entera es un desierto
salvo por un perro que a lo lejos ladra
y otro que contesta desde esta cuadra
el ruido se ha ido
lo que vive se ha escondido
excepto por un gato que sigiloso cruza
a causar con otro una escaramuza
Hojas volando por anchas aceras
y el humo saliendo por las chimeneas
es todo el movimiento que existe ahí afuera
hacen que mi espíritu de tristeza muera
no por el silencio, ni la desolación
sino por esta amarga y enorme decepción
al comprobar que nada en mi rutina cambió
desde que este aislamiento forzoso empezó
me duele advertir que soy un ermitaño
que ni un ápice de lo que otros aman extraño
qué le voy a hacer si fui siempre así
no sé cuándo ni dónde fue que me perdí
que esto termine, es lo que más ansío
para ponerle fin a este desvarío
hacer como que vuelvo a la normalidad
quizás así evada ésta, mi verdad

Texto: Juan Carlos Cadena
Imagen tomada de la red