¿Cómo no recordala? Relato campirano

2021 Dic 15
Poema Escrito por
María del Rocío

¡Ahh como no recordala! Si era tan ansina
de chula como las florecitas de aceitilla
que recogía en la vereda de ida al pueblo,
o tan pura, como cuando la paloma blanca
abría sus alas blancas, paradita a lado de
la acequia todita casta y hermosa.
A las palomas, las miraba con la resortera
listo pa' tirar, pero pos no, cómo tirarles si
eran tal cual, a las de la pintura de la iglesia,
bien mataba a la palomita de la paz, la verda,

al verla venir, mesmamente a ellas me recordaba.
Me quedé bien atarantado cuando la vi
esa primera vez, hace ya re-te arto tiempo.
Yo vendía mis gordas de horno, y pos ella se acercó; preguntó si tenía de cuajada de chiva,
y vaya que sí había, pero de plano le dije que no,
pero que se las traiba, pa' lotra semana
ansina venía pa' verla de nuevo. Era chula la condenada, sus trensas largas y brillantes,
re-limpias le salían de su rebozo.
Olía rico como a tierra mojada,
a pan recién horneando, o café de olla.
No sé cómo descrebirlo, pero olía a mi choza,
a lo mejor de ella. ¿Has divisao alguna vez
la mirada de la virgencita, cuando la miras
bien quieto en la misa, no sientes que te llega
re-te adentro su mirada? Pos así mesmo ella miraba. Yo me quedaba toditito tarugo, bien mudo,
sin jallar pa' onde ver. ¿Te digo de su voz y su risa?
Ah, pero si era como canto de torcasitas, tranquila,
bien bonita, ansina como llamando la llovía,
y su risa pos de plano me llegaba al pecho,
como canto de habaneras. Cada domingo
me iba re-te temprano a bañar al río, y pos
me ponía mis mejores garras y huaraches
para agarrar camino. Ella iba a misa de siente,
ya pa' las ocho, yo estaba bien listo con mi vendimia. Le tenía su pedido, sus gordas de horno,
quesos o miel. Y le traiba un ramito de cempasúchil, aceitillas o mirasoles. Ella no me miraba a la cara
pos su ama no la dejaba sola, sin embargo yo si la veía, y al irse tomada del brazo de su ama, ansina como que disimuladamente me volteaba a ver, y era mesmamente como si Dios me sonriera.
Tarde se me hacía fuera otra semana pa' verla
aunque fuera un minuto. Y un día, de plano no la divisé más. La esperé semana a semana, cada ramito
de flores lo guardé, pos la verdad ni se pa' qué.
Ya tiempo después vi a su ama, y se acercó pa' pedir gordas de cuajada de chiva, que eran las que le gustaban a su hija. Me miró a la cara muy seria y me dijo, ella murió sabes, le picó una víbora de cascabel cuando salió de paseo en su colegio, no alcanzaron
a traerla al pueblo... Y me quedé allí bien pasmao, como si la misma serpiente me haya picado a mí...

2021 Dic 15

María del Rocío
Desde 2015 Jul 29

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