¿Cómo no estás aquí?

¿Cómo no estás aquí?
En mi cama, durmiendo, viéndote dormir,
ojos cerrados tuyos,
los míos queriendo penetrar en tus párpados
y aparecer en lo que sueñas,
o bueno...
Yo aquí. Tú allá.
Pero yo allá
en tu pensar.
Mientras tú, aquí,

durmiendo sobre mi almohada,
en mis sueños, durmiéndome.
Mis pupilas descansan en el reflejo de las tuyas,
y se sientan, y se ven,
se toman de las manos,
y se besan, y vuelven a mí,
tan solo para mirártelas de nuevo y,
quisiera tomarte la mano,
hace frío, quiero sentirlas,
tocarlas y no para calor,
sino para calar en tu piel
y que se desprendan tus sentimientos
y hacer que tu fuego,
ese fuego,
abrase mi ser,
y tú,
abraces mi cuerpo.
Y yo,
ojalá, quizás, espero,
yo, allá, en tus sueños;
de tus suspiros
mi nombre caiga sobre tu almohada,
rodando, rodando,
yaciendo en tus manos,
manos calientes,
tocando mi nombre,
acariciándolo,
y un,
quizás,
un te quiero cayendo de tus labios,
chocando junto a mi nombre.
Espero, tal vez, quizás.
Te quiero.