Como la sombra de la acacia.

-Como la sombra de la acacia-.

Frente a mí, unas macetas verdes colgadas del
balcón. Detrás de ellas, unos bloques de
pisos grises que se levanta como alabardas
clavándose en el cielo.

La luz, cansada de brillar, se tumba en los
tejados para descansar. El silencio
proclama su victoria y se apodera de todo.

¡Mi alma es un círculo vacío…!

Intento buscar un punto donde fijar
mi esperanza y no lo encuentro. Mi dolor
es un puñal que se clava en mi garganta.
Mi corazón un pellizco. Mi saliva es
de cemento: mis ojos se enturbian mirando
las rejas por donde se asoman los hombres que
no pueden volar.

Intento escribir lo que siento y no puedo.
Cojo mi móvil como un tonto y hago lo de
siempre: miro su pantalla azul, el WhatsApp,
el Facebook, las fotografías…
Todo es igual, nada ha cambiado: la tarde
me aplasta con su monotonía..!

Me enciendo un cigarro para asesinarme.
Unas lágrimas corren por mis mejillas. Mi
pensamiento se escapa por el tragaluz de
mi mente. Me siento más solo que la sombra
de la acacia… no encuentro razones…
ni hallo la salida.

Autor: Francisco López Delgado.
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