Como el ave Fenix

Eres ese puñal que me abrió en el pecho una herida.
Aquel que, dejando de lado el amor que sentía,
a fuerza de desconfianza y cobardía,
me ha dejado a la deriva, muerta en vida.
Angustiada y con un dolor muy profundo,
pude ir paso a paso arrancándome las espinas.
Hoy me siento como el Fénix,
ave que avanzó, resurgiendo de las cenizas.
L
que bajo tu rostro bello se ocultaba algo de maldad;
pero, como en toda etapa del camino,
en algún momento el destino nos muestra la verdad.
Hiciste de nuestra relación un martirio total,
me lastimaste de a poco, no se si lo pueda perdonar.
Me mostraste el más bello cielo azul
y a mi cordura por completo le pusiste un final.
En fin, no me quedó más remedio que sobrevivir;
y me prometí nunca más dejarme pisotear.
Costo mucho, pero mis lágrimas se fueron agotando;
se disipó la tormenta, el sol se quiso asomar.
A pesar de todo, reproche no tengo ninguno,
me gustaría darte un consejo, solo uno…
Si alguna vez tienes la suerte de amar,
no pidas nada a cambio y piensa antes de hablar.
También reconozco que me molestaría,
verte en los brazos de otra mujer;
por eso necesito alejarme, pues tu eres mi vicio;
y querer beber sin sed no me hace bien.
Mientras empaco dejo atrás muchas cosas,
entre ellas mi amor por ti, veneno que me mata,
que siempre me obligó a actuar sin razonar,
y con falsa dulzura me hacía olvidar la realidad.
Ahora maldigo el momento de haberte conocido;
pero se que con tiempo, analizaré todo lo que he aprendido.
Yo aposté al compromiso y tú de entenderme no fuiste capaz.
Amar además de un placer, es toda una responsabilidad.

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