CHANCHA O PULCRA

2025 Feb 23
Poema Escrito por
Sissi Schneider

CHANCHA O PULCRA (Cuento)

Había una vez una chancha bonita llamada Mely, que quería dejar de ser chancha, de hecho no tenía nada de chancha. Mely era muy limpia, siempre se aseaba, evitaba el chiquero y contagiarse de enfermedades, podría decirse que era una chancha pulcra. Pero tenía ciertos defectos, ya que era bastante ingenua, siempre creía en lo que otros le decían, no medía los peligros e iba por la vida como si nada malo pudiera pasar.
Cierto día en que iba caminando por la ciudad, con destino a la escuela en que estudiaba, se cruzó con un lobo malvado y embustero.
El lobo iba vestido de traje, parecía alguien de negocio, y cuando se cruzó a la chanchita la llamó por un nombre que no era el de ella, o al menos lo hizo dirigiéndose a ella.
Deli, Deli. ¿No te llamas Deli? - Dijo el lobo.
No, mi nombre es Mely - respondió la chanchita, mirando a el lobo, como si fuera a tomarle una fotografía.
Ah, porque te pareces mucho a una chancha llamada Deli, que trabajaba de …
¿De qué? - Preguntó Mely intrigada y algo pensativa.
¡De chancha! - dijo el lobo y de hecho se parecía mucho a tí.

¿De chancha? ¿Cómo es eso? -
Si quieres te invito algo de comer o tomar y te explico - Repuso el lobo haciéndose el amistoso.
¡Bueno, acepto! - contestó la chancha y se fueron hasta el restaurante que quedaba a una cuadra del lugar.
Al llegar, Mely se sentó a la mesa y del lado de enfrente de la misma mesa, se sentó el lobo N/N, porque desconocía el nombre de este y de hecho nunca se lo preguntó. Tan colgada era Mely, que se le olvidó.
¿Qué es trabajar de chancha? - Volvió a preguntar Mely.
¿Tienes amigos?- Le preguntó el lobo a Mely.
No, no tengo amigos, pero si una amiga y estoy saliendo con un chancho que conocí hace poco, hará unos tres días -
¡Bueno, muy bien!- Dijo el lobo satisfecho.
Todo lo que tienes que hacer es revolcarte con otros chanchos, en el chiquero, hacer lo que hacen todos los chanchos con sus amigos. No es difícil y se te paga por eso, es un servicio- dijo el lobo queriendo convencer a Mely.
Pero a mí no me gusta el chiquero, ni revolcarme- Yo soy una chancha pulcra - repuso Mely algo preocupada y con cierta desconfianza.
Ahora quiero que me acompañes a sacar plata del banco, y necesito tus datos personales - Dijo el lobo nervioso.
Mely sin saber que hacer, incapaz de tomar una decisión determinante, acompañó al lobo. Pero cuando iban caminando frente a un lugar que parecía abandonado, feo y oscuro, el lobo puso una mano en la boca de Mely y la empujó hacía adentro del lugar, para que ésta no gritara.
Ya dentro del lugar, vio a otro lobo, que regenteaba el lugar, que no era otra cosa que un chiquero, un lugar mal habido. Y el lobo N/N la obligó a revolcarse con él en el chiquero.
Por todo esto, Mely había entrado en pánico, asustada, sin saber qué hacer. No decía nada, estaba paralizada. Y luego, el lobo N/N, porque desconocía el nombre de este, la miró fijamente, como diciendo: qué hice, cómo si rogara que Mely permaneciera sin decir nada, pero como si sintiera que su mirada dijera muchas cosas, que lo analizaba, como si buscara en lo más recóndito de su alma, su condición humana, que resultaba tan vil y sin escrúpulos.
Hasta que por fin el lobo dijo en voz baja -¡Vamos!- y ambos salieron sin decir nada más. Tomaron el colectivo que los dejaba cerca de la estación de tren, y de ahí cada uno siguió su rumbo.
Al llegar a su casa, Mely, se sintió sucia, fea y tonta, sí tonta, y sobre todo culpable, por confiar demasiado. Pero decidió no contar nada de lo sucedido a nadie, no quería preocupar a nadie. Sería por sentirse culpable, responsable de sus actos, y por ser tan inocente e ingenua, sí diría que demasiado, ni siquiera los chanchos que van a jardín de infantes son tan ingenuos y poco inteligentes para no desconfiar.
A todo esto, poco después de lo ocurrido, la chancha decidió que debía trabajar de chancha y dejar a su pareja, porque sentía que desconocía muchas cosas de la vida, lo que menos tenía era calle, no medía los peligros, no sabía que era bueno o malo, en fin había vivido siempre en un mundo de fantasía.
Pero al trabajar de chancha y revolcarse con otros chanchos en el chiquero, había olvidado algo muy importante. Que al hacerlo iba contra su esencia. Todos los que la conocían le decían, sos una chanchita con mucha luz, nunca dejes de sonreír y le decían que se acuerde de pensar en los demás. Quizás eran cosas que ya había oído anteriormente, sobre todo cuando iba a la iglesia porque creía mucho en Dios, pero esa era otra cuestión, siempre la perseguían por su fé, o la cuestionaban, pero ella solo escuchaba y observaba.
Todavía no entendía nada de la vida. Muchos habían querido que trabajara de chancha, que se revolcara en el chiquero como lo hacían todos los chanchos y chanchas. Pero ella prefería ser pulcra y cuidarse, se amaba, tenía mucho amor propio, y por supuesto amaba a los demás, tanto que no se le ocurría desconfiar. Nunca se le pasó por su cabeza que alguien le fuera a hacer algo malo.
En fin, trabajó de chancha, se revolcó con otros chanchos, conoció lo bueno y lo malo de la condición humana, hasta que decidió que eso que hacía no estaba bien porque iba contra sus costumbres y sus valores. Debía vivir la vida, crecer, crecer sí, pero respetándose ella misma, seguir adelante con sus valores, esos que siempre la persuadieron a elegir entre ser una chancha, chancha o una chancha pulcra. Y que hicieron clic en su cabeza y la llevaron a hacerse más fuerte y más inteligente. Ya no confiaba en cualquier persona, no creía en espejitos de colores, y sobre todo se volvió más selectiva en elegir sus amistades, no cualquiera entraba a su vida. Ahora sí se había vuelto desconfiada por lo menos con los desconocidos.

FIN

AUTORÍA: María Elena Lapadura
© Derechos Reservados

2025 Feb 23

Sissi Schneider
Desde 2022 Dic 27

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