Catástrofes

Desapariciones, como si fuese 1940.
Las gentes aparentan tranquilidad,
Más es obvio que no la sienten en realidad.

Se repiten continuamente,
Como el ciclo de vida y muerte,
En el cual estamos obligados a participar.

Esto me hace irritar.
Intento buscar cobertura,

Tortuoso proceso es soportar el peso,
De tan pesada carga.
La cual se pudre y amarga, dentro de mí.

Me siento, en ocasiones.
Esclavo, de mis preocupaciones.
Más no busco mi libertad.

Esto no me hace sentir culpable,
Dado que lacra tan deplorable,
A mí no se puede achacar.

Soy lo que me enseñaron.
El producto que ellos crearon.
Lo que el Deux ex machina, con inquina, quiso diseñar.

Mi mecanismo es sencillo.
Es como un molinillo, que no deja de girar.
Pero cuando se quede sin viento ¿A quién culpar?.

¿Al molinillo por parar?
¿Al viento por traicionarlo?
¿O al hombre por limitarse a mirar?

Me vuelvo tóxico, Sin autoestima.
Noto la carencia de estamina.
Tan corrosivo como la zona cero de Hiroshima.

Así que camina, aléjate de mí.
Que tu epopeya no quede bajo mi ubio.
No quiero que seas Pompeya, bajo mi Vesubio.

En la fría eternidad,
Que la ceniza pronostica,
Todos tiritan, menos la oscuridad.

Catástrofes y tragedias.
Principios y finales.
Breve disturbar, pequeño vibrar, en los sendos canales,
De la eternidad.