Carta de amor envenenada

Mi querida pasión:

- Me incita pensar lo equivocado que estoy, arropando mi cuerpo tenue entre mi alivio,
soñando incluso que el veneno me mata, acariciando cada respiración con toque apenado.
El pensamiento hace lo que necesita, y refleja el desconsuelo de la humanidad,
creo entender mi realidad y regresar a la felicidad, cuánto más pienso más miedo conservo,
anochece con luz, demencia persistente acarrea este fingido escrito, desde el cielo hasta
tú bondad no existe diferencia. Juramento bajo la claridad, comprendo que dictes
sentencia, no te culpo de un afecto descompuesto y sé la creencia de tú interior.
Mi querida pasión, descansa siempre prometiendo un insignificante perdón, duele

acabar de una manera denigrante, pero al menos la paz reinará nuestra posteriedad.

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Un amanecer muy lejano...

Mi querido despreciable:

- He olvidado nuestro perdón, vislumbra mi razón de ser, infeliz estaría hasta morir en
mis pobres dias y, nunca, caminaría desierta por el valle de la mentira. Frustrada mi
melancolía escrita con pluma deplorable, sentir el roce de la inapetencia, atada por
una cadena de espinas, <<¡Oh, qué dolor, mi alma solloza derramando miseria!>>.
Fugaz el tiempo levita, cómo cálida sustancia acibara mi sensibilidad, yo, equivocada
estoy admirando tú honestidad, mi reloj empieza la cuenta atrás...