Carmencita
Los tercos somos un poco ciegos y el tiempo Se nos pasa imperceptible, fantasmagórico pues,
Se arrugarà mi piel y seguiré enamorandome en cualquier lugar de cualquier persona que jamás se enterarà...principalmente en las estaciones.
Mi espalda se encorvarà y aún tendré ganas de dejar todo y alguna mañana como si nada desaparecer, viajar a algún lugar recóndito y quedarme allí hasta saciar mi sed eterna del no saber que pasará mañana.
Mis ojos serán cada vez más chiquitos, mis camisas cada vez más floreadas pero también recordaré más seguido esas noches donde me animé a tirar afuera la piedra en la Rayuela y derribe mitos extraños que nada tienen que ver con el placer de sentirse vivo.
Siempre me emocionó la lluvia, desde muy pequeña me pregunté en que consiste este juego siniestro de vivir sabiendo que moris mientras hacía dibujos en el vidrio empañado sólo que hoy no hago dibujos sólo paso la mano.
Siempre tuve pudor a la hora de conocer gente.
Desde que tengo uso o desuso de razón no creo en nada, empezó con Doña tisioto y su cura de empacho y dura hasta hoy, mi soledad.
Soy esa niña y esa joven disfrazada de otra cosa...pero siguen intactas mis ganas de errar y de amar.
Conoce más del autor de "Carmencita"