A capela

A capela el viento me trajo tu lira, tu diadema de paraísos perdidos,
A catimba de aire y verso llegué a tus costas de sueños heridos.

A capela quiso el tiempo lo improbable de nuestros recuerdos,
la sinfonía azarosa de nuestros destinos,
matizados de otros puertos.
Cielo teñido de damasco y alma fuerte,
el silencio de tus notas me trajo lentamente,
el susurro de tus días con el cierzo.
A capela quiso el aire exornar tus vetas,

la tenue elegía de tu tierra,
altiro de la siembra adusta de conciencias,
levitamos juntos la causa que impera.
Aguaceros, corrientes, ríos secos,
Brígidos parajes de sueños eternos,
Se entrelazan en nuestras mentes como puentes,
Como escudos de invierno,
Como manchas de acero perenne…
Trígido constante, a orillas leves presiento tu ardor,
Como can estepario y señero,
Que entre tormenta de truenos amanece indemne,
Casi mustio casi campeador.
Noble rima de mis horas, ausentes y distantes,
Me traes de Viña del Mar las crestas de las olas,
El frenesí debido de la pasión y de las artes,
Casiopeas de oro e invisibles diamantes.

ROGERVAN RUBATTINO ©
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