Caballos.
La noche me cubría con su negro velo,
Podía saborear tu olor en el aire,fui trochando la sabana humedecida por el rocío nocturno.
La luna luchaba por darnos sus rayos,mientras un enjambre de nubes se oponían.
De apoco fue ganando terreno y pude divisar tu recia figura que pastaba en calma,elevaste tus sentidos ante mis pasos y el rumor del tiempo nos envolvió en sus manos.
Y te acercaste como queriendo espantar mi soledad y tus belfos saborearon mi erecto cuello que palpitante te esperaba.
Y como en un hechizo fuimos dos bestias luchando y amándose en la inmensidad que nos contenía,frotando nuestras crines en cadencia bruja,el cosmo se agitaba en nuestro entorno y una lluvia de estrellas corrió por tus ancas tibia y tiernamente complacidas.
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