Brindemos por tus 15.

No te lleve nueve meses
en el vientre, sino en el corazón.

No te parí, pero fui el primero
en sostenerte entre brazos.

Y vi tus lágrimas y tus sonrisas
mucho antes que cualquier cámara.

Dormiste tranquila en mi pecho

Ahora me desvelo en tus ojos
cuando siento el dolor de tus sueños.

Así es la vida, hija mía, de quienes
por su felicidad te hacen ver el vaso vacío.

Y si acaso el diablo está en el cielo
o dios en ningún lado, qué importa,
más vale que aprendas pronto
cuál es la manera de levantarte.

Porque nadie te dará una mano
cuando olviden el último beso,
te contaría una vieja historia
de cuatro clavos y una corona.

Aunque hoy solo vengo princesa
a darte lo incondicional de mi cuerpo,
un vivir de cenizas y fuego
que sopla a pesar de todo.

Es un día para festejar
y yo que de la nada invento
la magia de las palabras
quisiera tu alma iluminar.

Que cuando estes abajo
y la tristeza te roce
entiendas con quien contar
a todo día, a toda noche.

Hay algo incondicional
pero esa historia la entenderás
a su debido tiempo...
Hoy solo brindemos por vos.

Dicen que todo lo perdí
jactándose de cierta inocencia.

Tan rápido fue el duelo
y el buscar un culpable.

Sabes hija, cuando amás a alguien
no importa lo que te digan.

Si el sentido fue darlo todo
podes quedarte tranquila.

Ese es el juego que nunca
deberías dejar de jugar.

Y cuando estés abajo ya sabés
ese alguien que te escuchará.

Cuenta conmigo princesa,
cuenta por siempre...

No conozco otra forma
que seguir confiando en la vida.

Brindemos por tus nuevos días
y por el resto de lo que vendrá.