Balada para Lucía

2014 Sep 10
Poema Escrito por
Yan

Mueren los que no dejan huellas.
Nunca volaste mí ángel azul.
Te amo.

Era una tarde de lluvia fresca;
la gracia de tu sonrisa
acompañaba mi soledad,
el día se vestía de encajes
con tus ojos grises,
mientras los pájaros emigraban al infinito.

Frente a un mar esmeralda,
rocas que desnudaban las olas;
tú, allí, con el aura que brillaba
en una fanática luz,
descalza y libre de sombras a tu espalda.
¿Y la vida, dulce Lucía?
Se esmeró en tallar penas en tu costado,
como si no fueran suficientes
unas lágrimas
por el hambre del mañana,
o por el goce de ver nacer una estrella
cada noche de mayo.
Quisiera arrancarte el dolor,
sembrarlo en mis huesos
pedir piedad a los vientos,
calma al tiempo.
¿Acaso no hay lugar
en el mundo para ti, Lucía?
Mírame, qué haré sin la inocencia
de tus gestos, sin nadie que entienda
mi mundo al revés, mis penas hondas
que aliviaba volando cometas con tu sonrisa.
Una pletórica nostalgia,
invade las cuatro esquinas
de mi silente alma como caracola
cuyo canto, interrumpe la arena.
Es inútil detener la muerte,
más inútil será olvidarte.
Aquel árbol,
por nombre llevará Lucía,
resguardará mi soledad
mi eterno llanto.
Te buscaré en todas las huellas,
en la fragancia del rocío,
en la libélula de una tarde,
en los barcos anclados,
en las nubes aterciopeladas,
en el recuerdo de tu amor azucarado,
en los unicornios que invente para ti.
¡Oh, Sor Faustina, lleva en tu hábito santo
a mi ángel antes de que la porfía del dolor
desgarre sus carnes!
Cuánta incertidumbre respiro
en los pliegues de la impotencia.
¿Dónde quedaron los castillos que juntas dibujamos?
Mi niña de travesuras,
cintas de colores
pronto serás un espectro en mis ojos,
un triste adiós que cerrará mis labios
por largos silencios.
Cuántas madrugadas
rompiendo los altares
en súplicas,
ruegos
y tú muriendo.
Comienza a diluirse la magia
que habita en ti,
comienza el calvario,
la angustia,
el quebranto,
la agonía, Lucía,
la agonía.
Le crecerán alas a mis sueños
para estar junto a tu aura,
lo prometo mi Lucía, lo prometo.
En los días de pálidas mariposas,
iré a la campiña a buscar tus ausencias,
las colgaré en los astros
para que tu espíritu seráfico,
nunca se olvide de mí.
¡Abrázame, Lucía!
Sí, abrázame como tú me enseñaste,
el vacío llega en su corcel
transparente.
¡Oh, mi Dios de los cielos y de la tierra!
Si amar infinitamente es un suplicio
lo acepto con humildad,
pero redímela pronto,mi Señor,
haz de sus últimas horas cántaro
de agua dulce,
resplandores de libertad
destellos de tu celestial trono;
no permitas que se marchite
la rosa púrpura de su boca
ni el rumor de su voz;
en la calma de tus manos marche
su éter, se consagre en el Universo
por los siglos de los siglos;
me perderé en la bruma de sus murmullos,
en el fondo de su tumba,
en el callado amor que habitará
las profundidades de mi ser.
¿Y la vida, mi dulce Lucía?

http://youtu.be/l5cF5GGqVWo

2014 Sep 10

Yan
Desde 2013 Oct 12

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