Ardiendo por ti

Ardo entre mares de éxtasis,
añoro el rincón de tus pasiones,
ardiendo por ti,
atado entre sogas y amarrones.

Me mata tus contrarías penas
sobre mares y sobre peñas,
y entre nubes de canciones.

Eres táctil y a la vez escasa,

rozando el abismo y el frío
entre espinas de mil amores.

Sobre la almohada de la arena
y sobre millares de moléculas
tu belleza en mi mente roza.

Pienso en tus manos
tan suaves y tan bastos
y en tu sensual boca.

Nada intimida tu indomable alma
tan lejos de las notas amargas,
y tan lejos de los altos muros.

Que muros tan indómitos,
envuelto en mares oscuros
y en un soplo inquietante,
En un soplo de Neptuno.

Luz del sol, luz del alma
que recorre mis soledades
anhelo saborear el mar,
que acaricia mis pesares.

Pesares que me cobran,
pesares que me amansan,
como amansan las rosas
contra puertas y ventanas.

Ardiendo por ti
y evaporando las aguas,
pero nada te amansa en mí
ni las piedras en picada.

Todo era tan complejo
como contar las arenas,
y todo era tan tenso
como las duras piedras.

Ardiendo por ti,
ardiendo entre los miedos,
queriendo volver a repetir
tu boca como tu cuerpo.

En medio de mis presiones
cae avalancha en mi casa,
extraño a tu dulce alivio
extraño tu serena calma.

Se me olvido encontrarte,
cuando en el pasado te veía,
todo el mundo es extraño
de la realidad a la fantasía.