Aquél que duerme en lo profundo.

2025 Oct 17
Poema Escrito por
Julio

Al tiempo que este colosal dios,
Arcaico e ignorado,
Por eones enclaustrado
En su coralina prisión.
Nos sume en destrucción,
Nos hace uno con él,
Nos convierte en un todo
En una bizarra comunión.

Mientras las aguas jade,

Purgan mis pulmones
Y ahogan mi corazón.
Mientras las ciudades ceden,
Y florecen muñones
En los brazos de la creación.
El caos reina, nadie lo evade,
No existe posible absolución.

Miles de engendros danzan
En torno a una hoguera rojiza.
Otros reptantes se deslizan,
De vuelta a la oscura profundidad
Donde duerme la sumergida ciudad
A la que escapaban al soñar,
Tras las noches de ritos
Y que ahora será su hogar.

Muere todo lo demás,
Perece la posiblidad
Y la locura es ahora razón.
En vileza muta la pasión,
Se perpetua la irascibilidad.
Te pierdo entre la gente,
Que huye sin pensar
Que no hay donde escapar.

Me hago uno con el mar,
Envuelto en palabras lejanas,
En crípticos cantos que emanan
Desde el abismo embaucador.
Miles de manos me agarran,
Me rearman y me desgarran.
Cruzo un tormento transformador,
Me hago uno con la palabra.

Y las mareas cantan,
Y ahora escucho su voz.
Y las estrellas hablan
Y ahora entiendo su fulgor.
Anfibia legión, mente colmena,
Ejército de salvación,
Adalid de la condena.
Heraldos de la destrucción.

Ascendemos en enjambre,
Portando insaciable hambre.
Las primeras filas caen,
Pero las segundas paso se abren
Y penetramos al interior.
Demasiados para contar,
Correr es banal,
Morir cansado es peor.

En este apocalíptico frenesí,
Durante una fracción de segundo,
Mientras el vacío consume al mundo
Consigo volver en mi.
En este ecléctico pandemonio,
Recuerdo tu aviso premonitorio:
"Algo está pasando, en las aguas,
Él está despertando, anhela volver"

Entre tajo y tajo, gritos y desesperación.
A través de la carnicería
Comandando la sangrienta orgía,
Escucho tu voz.
Mi nombre suena en tu boca,
Como una olvidada canción,
Y lo que aún queda en mi de ello,
Te venera como una religión.

Me preguntó que verás,
Que habrá de lo que fuí.
Cuanto de humano tengo
Y como odio que me veas así.
Corro raudo hacia ti,
No se bien porqué,
Si para que escapes,
O porque necesito comer.

No llegas demasiado lejos,
Y cuando al suelo te arrojo,
Bañándote en el torrente rojo
Que las calles ahora son.
Veo en tus azulados espejos,
Lo monstruoso de mi reflejo,
Y vacilo, brevemente perplejo
Ajeno a lo que antes llamaba yo.

Pero su sombra eterna orbita
Sobre mi cabeza como un halo.
Sus alas enormes se prolongan,
Como continentes olvidados.
Las serpientes de sus manos,
Los tentáculos de su piel,
Lo incomprensible de su tamaño,
La dominación como pincel.

Hundo mis fauces en tu cuello,
Te devoró con salvajismo,
Miles de otras bocas,
Se unen al unísono.
Un rayo de raciocinio,
Cruza mi mente animal
Y recuerdo lo que decías,
En cada discusión ocasional.

Antes de besarme dulcemente
Y poner punto y final,
A cada argumento racional,
A cada palabra discrepante.
Solías entonar:
"Incluso si dices la verdad,
Que más da, por un beso tu rendición.
Sabes que siempre tengo razón"

Siempre tienes razón.

2025 Oct 17

Julio
Desde 2016 Oct 04

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