Amargo

Otra vez, viene el dolor indescriptible, la amargura, el escepticismo; llegan nuevas razones para seguir renegando del justo. No hallo la inspiración de las personas buenas que se entregan al sufrimiento, y agradecen llorando el poder de su creencia y justifican: sus malas obras, su envidia y amor mezquino.¡Por mi vida, que no lo entiendo!
Eso es tener confianza en quien les ha disparado sin ocultar la mano y aún así le dicen gracias.
Otra vez muero, me amargo por dentro, reniego de que hacía falta mi amor primero; en el cielo. Otra vez pongo en perspectiva, la utilidad de seguir teniendo ese gobernador de almas que solo sabe hacer sufrir y recibir agradecimiento.
**En recuerdo de mi hijo**
Adrián