Acuoso sentido del deber
Acuoso sentido del deber
marca tendencia…
como un polvorón
resoplando en polvorín.
Cuelgan los pantalones deshilachados
sobre la percha.
La edad descuelga,
tirabuzones que ya no sostienen
la textura de la cuerda.
E
embustes guardados en armarios,
el tiempo corre indiferente
a pliegues sin curvas,
a culos planos.
Entumecido el sonar,
el olor de los vinos
en cocción silenciosa.
La tristeza atrapa la muerte,
alejando el perfume viviente.
No queda otra…
nos decimos:
lo que tantas veces fue deseo
hoy acojona.
Malo conocido,
bueno por conocer,
si mantienes el pájaro en mano.
Extraño tufo:
al cumplidor por cumplir,
al vividor por vivir.
Ninguno se salva
de la quema de existir.
La luciérnaga da luz
por costumbre.
El manantial da agua
por rutina.
Y así…
no abandonamos la cama,
ni con excusas vanas.
Petréchados, salimos a la calle.
Nos contamos que somos hermanos,
pero cada cual cierra
su baúl infundado.
¿Quién mintió primero?
El alguacil…
el carnicero…
o lo no visto por el barrendero?
Traslúcido, el guijarro cantor
se metió en la copa
del buen constructor…
y, como sonar,
dirige la orquesta del rumor.
El bienhechor que a buen puerto llegó
se entusiasma.
Espeluznante aguacero
dejó la ofensa flotando…
sin saber su recorrido
ni los traspiés que encontraría.
Estupor cuerdo,
ajeno al mal ajeno.
El estiércol cruza
vida y muerte
con un arte secreto…
un arte que nadie enseña,
pero todos sentimos.
13/08/2025
Dikia©
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