Versos de un amor muerto

Me llevo tus mejores momentos,
enmarcados en mi tiempo.
Me llevo tu inquietante talento,
de provocar mi obsesión con tus afectos.
Mas te dejo los sentimientos ya obsoletos aquí dentro.

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Desde esta ventana la soledad invoca
con ira al dolor y maltrata.

Aunque sólo el forzado sollozo
que mi calma opaca,
atestigua el infortunio de esta triste alma.

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No apeles a la conciencia, no te culpo;
culpo al momento y al lugar,
culpo al día y a la hora.
Y con rencor e indignación,
culpo a la distancia y a tu decisión,
mas no a ti.

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Si me otorgaras un último intento;
te escribiría versos eternos,
inmersos en profundos sentimientos
para adentraros en tus efímeros pensamientos.

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Sería el esposo que nunca tendrás,
el eterno compañero que siempre querrás.
Pues fui aquel amigo fugaz
al que la duda te aconsejó amar.

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Pero no hubo último intento;
esto sólo es un mal recuerdo,
de lo que fueron en algún momento
los versos de un amor muerto.