Valle inmenso, valle infinito


Anhelo la brisa del valle
que vaga desde tan lejos,
veo el son y entra el alba
cual recuerdos añejos.
Te acicala el río cual serpiente
invadiendo el campo de tu piel,
cual arteria bombeando la vida
en medio del ganado y la miel.
E
extraño los días de siesta,
el dulce aroma de la caña,
dulce sabor de mi tierra.
Nunca dejaré de admirar
el suave frescor de tu brisa,
ansiando tu dulce placer
que a lo lejos me desquicia.
Al ritmo del despertar fresco,
al ritmo de las tardes soleadas,
se atavía tu colosal firmamento
al son de las noches estrelladas.
Te avivo solo en mis sueños,
Valle inmenso, valle infinito,
de esta tierra jamás se olvida
el delicado aroma de tu idilio.
Ansío como loco la brisa
para hartarme de tu gloria,
quiero sentir tus delicias
y comerte de gota a gota.
No soy el único que pretende
poder embelesar tu silueta,
cada parte de tu morena piel,
cada parcela de mi tierra.
Conoce más del autor de "Valle inmenso, valle infinito"