Valle Glaciar
Navego el silencio y las distancias
me entierro fugaz en una sonrisa
y despego los ojos de la brisa
buscando las nubes pasajeras
que trafican displicencia.
A
tus bosquejos arquetípicos
llenos de luna
llenos de lluvia
que no comprende ni el cielo.
Antes era la paciencia del ciruelo
el púrpura del fuego
consumiendo las penumbras,
allá a lo lejos…
Fui a un valle lleno de hielo
a rescatar arcanos manantiales
de tus inciertos precipicios
y cuando las aven volaron
en desbandada hacia el cenit,
escuché lentamente el murmullo de las olas
romperse hacia el nadir.
El frío era el manto boreal
y la ventisca el retoño de una memoria
que no terminaba de aceptar,
que no terminaba de apagarse
para poder continuar.
Fui a un sendero gélido
a buscar la escarcha del tiempo
entre aquilones de verano,
para exornarte,
con las plegarias de invierno,
para olvidarte.
con las cenizas de mi mínimo desastre.
Navego el silencio y las distancias,
solo me guía la sangre,
la nostalgia
incesante.
ROGERVAN RUBATTINO ©
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