Una más que se va.

De repente ella me pidió que seamos novios,
pensé que con coger de vez en cuando para ella bastaba, pero no.
Y con eso, ella atentaba directamente a mis términos y condiciones del tácito acuerdo mutuo:
"Me acompañas en la soledad y yo finjo quererte al besar tu frente después de hacerte mía."

Me exigió algo que no podía dar, amor.
¿Cómo podría dar algo que ni siquiera siento por mí mismo?.
Ella sabe que alguien se llevó el compuesto en mí para sentir eso y se olvidó regresármelo.

Puso sobre la mesa el nuevo contrato que decía en adelante ella me pertenecía y yo a ella.

¿Pertenecerse?
Sería decir que nos morimos de amor pero me siento mejor cuando la regreso a su casa.
¿Pertenecerse?
Si lo único que disfruto de ella es su cuerpo,o mejor dicho su compañía, y estoy seguro que ella también de la mía.
Está demás decirle que no soy capaz de amar, que lo nuestro es solo un juego, una ilusión, algo fugaz.

No temo perderla si no accedo a su petición, sería la quinta en romper el acuerdo y marcharse.
No es especial para mí, no puedo dar lo que no siento.
¿Cómo salir de este laberinto emocional, sin lastimar, sin quedarme solo o sin joderme en el intento?

Quizás ahora sea bueno aprender que el amor no se puede forzar,que de hacerlo siempre terminas mal,
que estar solo no es la peor de las soledades,
que es más práctico acostumbrarse a ella.
Pues la soledad,como una fiel amiga mia,me visita seguido,
abre una botella de cerveza y me susurra sus penas, pues me recuerda que el amor de pareja es un juego sucio e injusto.
...
Espero que la siguiente traiga alguna fórmula que funcione en mí,
mientras tanto iré por un trago, no para ahogar mis penas,
sino para no sentirme perdido,
sin saber qué busco, sin encontrar lo que sea que necesito.